Todos los días son 8 de marzo: por la emancipación de las mujeres

Dos cosas empiezan a desplomarse en el mundo por inocuas: el privilegio de clase que fundó la civilización del parasitismo y el privilegio del sexo macho, que convirtió a la mitad de los seres humanos en seres autónomos y a la otra mitad en seres esclavos, creando un tipo de civilización unisexual: la civilización masculina. (…)”. Portales, Suceso1 (1937). Necesitamos una moral para los dos sexos. Mujeres libres, nº 10.

El 8 de marzo de 1908, 146 trabajadoras del textil perdieron la vida en el incendio provocado en la fábrica de Cotton de Nueva York con motivo de la huelga que estaban llevando a cabo en protesta por los salarios y las infames condiciones laborales a las que se veían sometidas. Desde aquél día, conmemoramos tal ejemplo de dignidad de estas luchadoras por la libertad.

Conscientes de la construcción androcéntrica de nuestro pasado, denunciamos cómo la historia que conocemos es un relato construido por hombres, desde parámetros masculinos de lo que se considera relevante y cuyos protagonistas son, igualmente, hombres. En la denuncia de este falso universal nos encontramos, evidenciando cómo la historia de la humanidad es la historia de los hombres y preguntándonos dónde están las mujeres. Rescatando esta nuestra historia de las mujeres pretendemos construir la historia de la humanidad, desde la visibilidad de las mujeres hasta el cambio del paradigma que igualmente trastoca al respecto de la construcción de la historia, de lo que se considera relevante y lo que no de contar.

La estructura patriarcal somete a las mujeres a un régimen de dominio masculino que nos sitúa en una posición de subordinación. En la alianza entre capitalismo y patriarcado, los efectos sobre las mujeres son nefastos y perversos. Revelarnos contra tal sistema de dominación y sumisión es, para nosotras, una cuestión de supervivencia. Ante este ataque sistemático contra nosotras mismas reivindicamos feminismos como respuesta.

El anarquismo en su lucha contra toda forma de dominación combate, como no puede ser de otra forma, contra la opresión que atañe a nuestro sexo y contra el patriarcado como sistema de dominación. El anarcosindicalismo como teoría y práctica libertarias, actúa contra el dominio masculino sobre las mujeres en todas sus vertientes: laboral, social, íntima y personal… en una organización que, conscientes de la posición social que ocupan mujeres, hombres y otros cuerpos sometidos por el sistema patriarcal, quiere construir igualdad; desde el reconocimiento del privilegio y el cuestionamiento del mismo, con nuestros instrumentos de acción política revolucionaria: la acción directa, la solidaridad, la autogestión, la sororidad y el apoyo mutuo.

Nuestro papel no es menos en la lucha contra el capitalismo, el Estado, el patriarcado y toda forma de opresión. Reivindicamos nuestro papel, nuestro espacio en la lucha social; y lo central de nuestras reivindicaciones como sexo oprimido.

Nos revelamos contra todo sistema de sometimiento del ser humano sobre el ser humano. La dominación que pervierte la libre unión entre individuos, que somete al género humano a la lucha y la competición, contra la solidaridad y el apoyo mutuo. No somos ciegas ni ciegos a las diferencias de género ni a las jerarquías que crea el patriarcado: no podemos pensar el comunismo libertario fuera de la opresión que se deriva de este sistema por el simple hecho de ser mujeres.

¡Ni dios, ni amo, ni marido2, ni partido!

¡Por nosotras mismas!

¡Contra el patriarcado y contra toda autoridad!

¡Por el comunismo libertario!

SOV de la CNT de Granada.

1 Suceso Portales fue militante de la CNT e y de la agrupación de Mujeres Libres de Madrid.

2 Marido hace referencia a nuestra oposición al matrimonio como institución, contra la mediación de la Iglesia o el Estado y por la unión libre entre individuos.