PEPE RODRÍGUEZ HA FALLECIDO

PEPE RODRÍGUEZ HA FALLECIDO

 

CNT-AIT GRANADA

 

 

Hace unos meses falleció en su barrio sevillano de Triana nuestro querido compañero Pepe Rodríguez Jiménez.

 

Nació en el seno de una familia confederal en 1940, viviendo los duros años de posguerra. Tal era la represión y el miedo que su padre, barbero cenetista, nunca le habló de la CNT ni del anarquismo: pero sí le regaló, como bien recordaba Pepe, la novela de Federico Urales, “Sembrando Flores”. En las reuniones clandestinas coincidirá, para sorpresa de los dos, con su padre. Su abuelo (herrero), padre y él compartían nombre, apellido y militancia. En 1956 empezó a estudiar Mecánica Industrial en la Universidad Laboral, para trabajar después en la empresa Costan. Después de 20 años, pasó a trabajar en el Hospital Millitar, donde pasó otros veinte años, hasta su jubilación, a finales de los noventa.

 

Durante su militancia Pepe conoció diferentes etapas: empezó conocindo una organización desecha en la clandestinidad, para luego ver el posterior crecimiento tras la muerte de Franco (con los consiguientes conflictos generacionales) y tras ello la escisión reformista, que tuvo mucha fuerza en Sevilla. Pero si duro fue esto, más duro fue su expulsión de su propio sindicato en 1993, junto a otros compañeros. Expulsión que siempre criticó como inorgánica y arbitraria. Pero dicha expulsión no supuso en ningún momento dejar la militancia: desde la FAI (Grupo Malatesta) siguió activo y publicó una serie de folletos muy famosos en toda España por los años noventa y dos mil, que cualquier anarquista de la época podía identificar fácilmente por sus portadas y los colores de su cubierta. Estos folletos eran recuperados de los tiempos clásicos del anarquismo, como nuevos textos de compañeres actives. Asimismo elaboró dossiers sobre distintos conflictos laborales (en el campo de Arahal de 1982, Pedrera 1990, Fernán Núñez 1994, Astilleros de Puerto Real...) y con el compañero aragonés Blas Royo confecciona y edita memorias de antiguos comicios y congresos.

 

Ya bastante enfermo en los últimos años, esta labor quedó decayendo (si bien Blas pudo continuar) y se limitaba a algunos contactos con compañeres. Finalmente falleció y su querida compañera tuvo que comunicar la triste noticia a “los dos blases” (el de Granada y el de Aragón), comentando también la necesidad de entregar la rica biblioteca y archivo a la CNT-AIT de Granada y varies compañeres, así como algunas herramientas y objetos muy útiles.

 

Ojalá que esta gran labor constructiva de Pepe Rodríguez sirva para nuestra generación y las futuras que vendrán. Pepe pudo haber vivido momentos más agradables y fáciles, pero en los tiempos más difíciles son personas de su temple de hierro y mecánico los que se necesitan para seguir a flote y prepararse para poder avanzar hacia una vida nueva.