CNT-AIT: Semana de Lucha contra las guerras capitalistas en Palestina y frente al genocidio del Pueblo Palestino
Desde el anarcosindicalismo de la CNT-AIT, entendemos que el mal llamado “conflicto palestino-israelí” es el ejemplo más claro del fracaso social y humanitario de la ordenación política del mundo moderno, una ordenación que responde fundamentalmente a los intereses estructurales del capitalismo, tanto global como regional. La interesada mezcla de aristas; estatalistas, religiosas, raciales, autodeterministas o geopolíticas, sirve para desenfocar la raíz de la cuestión, que no es otra que; el dominio y explotación jerárquica de un grupo social rico y poderoso sobre otro grupo social pobre, sobre sus recursos y su territorio.
Esta es la raíz fundamental de esta ocupación, al igual que es la raíz fundamental de la desigualdad, la injusticia y la represión a distintas escalas en el resto del mundo.
Tras décadas de ocupación y violencias, hoy con más claridad que nunca, la Humanidad está siendo testigo de un genocidio en la franja de Gaza perpetrado por el estado de Israel. En su última agresión, que dura ya 14 meses, cerca de 45.000 palestinxs han sido asesinadxs y más de 106.000 han resultado heridxs de forma directa; bombardeos constantes sobre la población civil, desplazamiento de cientos de miles de personas, ataque sistemático a hospitales, periodistas y cooperantes, destrucción de infraestructuras sociales y de más de la mitad de viviendas de la franja…
Se ha sometido al hambre, la sed y la enfermedad a una población de más de dos millones de personas encerradas en 360 km², unas condiciones que hacen que la cifra de víctimas sea aún mayor que la directa. Mientras en Cisjordania se recrudece el sistema de apartheid al que el estado israelí tiene sometidos a los palestinos con constantes pogromos, asesinatos y detenciones arbitrarias, las agresiones sionistas se extienden a los países vecinos.
El Estado de Israel es la máxima expresión de esta degeneración socio-política del sistema mundo, una sociedad rica y culta, con sistemas de protección social y educación notables, que a su vez promueve la segregación, el supremacismo, el colonialismo y las violencias sobre el pueblo palestino bajo el peso de la militarización social, en una atmósfera de vigilancia y patriotismo que atenaza cualquier disidencia o crítica interna.
La determinación de la sociedad israelí de existir y resistir como Estado capitalista ocupando un territorio ajeno hace tiempo que consumió el alma humanista del pueblo judío.
La clase dominante israelí sigue sirviendo de bastión del capitalismo occidental en la zona, según el plan de las potencias capitalistas occidentales que dio origen a la creación del estado de Israel; sus ilegalidades, crímenes y abusos son consentidos por los principales Estados por esta razón, además de seguir manteniendo el constante lucro por la venta de armamento. Esta es la gran falsedad de la llamada “comunidad internacional”.
Bajo este régimen colonial, no solo hay violencia militar, también la hay patronal. Queremos recordar la explotación de la clase trabajadora palestina por parte del capitalismo israelí, más de 200.000 palestinxs, fundamentalmente de Cisjordania, trabajan en Israel oficialmente, aunque son más de forma ilegal, realizando los trabajos más penosos y arduos, bajo condiciones de segregación ya que los derechos laborales israelíes no son de obligado cumplimiento en su caso (salario mínimo, derecho a paro, jubilación, baja por enfermedad, seguridad y salud, etc.) además existe un sistema de intermediarios oficial para las contrataciones que extorsionan económicamente a los trabajadores/as a cambio de un contrato. A toda esta terrible cotidianidad, viene a sumarse, el robo de salarios generalizado perpetrado por el capitalismo israelí, al dejar de pagar las mensualidades trabajadas en el momento del ataque de Hamás del 7 de octubre 2023 a esos 200.000 trabajadores palestinxs, ya que suspendieron todos los permisos de trabajo y la rescisión unilateral de sus contratos.
Israel impone un régimen de terror criminal en todo el territorio y, sin embargo, es un estado democrático de derecho homologado… Este hecho claro demuestra nuevamente que los estados democráticos capitalistas no persiguen la justicia y la libertad como fin, más bien un orden jerárquico y autoritario según el interés de las clases privilegiadas y sus burócratas estatales. Los estados no son la solución, son el problema.
Frente a la guerra contra el pueblo palestino que el Estado de Israel perpetra, frente al asesinato masivo de mujeres, niñxs y hombres palestinos, frente a la explotación, la segregación y la ocupación colonial, frente al nacionalismo israelí y su supremacismo, el sindicalismo revolucionario de la CNT-AIT llama a la movilización, al boicot, al sabotaje o a cualquier otra iniciativa que luche contra el capitalismo sionista y su estado genocida.
Solo el pueblo salva al pueblo.
CNT-AIT
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