Manifestación AGRESIONES MACHISTAS, RESPUESTAS FEMINISTAS. Si nos tocan a una, nos tocan a todas.
Manifestación AGRESIONES MACHISTAS, RESPUESTAS FEMINISTAS. Si nos tocan a una, nos tocan a todas.
Jueves 25 de Junio 20:00 horas
En la Fuente de las Batallas (Acera del Casino, s/n)
MANIFIESTO AGRESIONES SEXUALES EN GRANADA. ¿DE QUIÉN ES LA CALLE?
En las últimas semanas, al menos tres agresiones sexuales a mujeres se han denunciado en la ciudad de Granada. Nos encontramos ante una de las manifestaciones más violentas de desprecio, cosificación y agresión hacia nuestros cuerpos. Pasar por encima de nuestra voluntad para mantener relaciones sexuales es un delito gravísimo que deja terribles secuelas en las víctimas.
Hablar de violación o de intento de violación es hablar de las consecuencias del heteropatriarcado, es practicar el control sexual mediante el uso de la fuerza física o el terror psicológico. Según la Enciclopedia Médica, la violación se define como una la relación sexual forzada con una persona que no ha dado su consentimiento. Puede involucrar fuerza física o amenaza de fuerza. También puede darse contra alguien que es incapaz de resistirse. La relación sexual puede ser vaginal, anal u oral y puede involucrar el uso de una parte del cuerpo o un objeto. Asimismo, hablamos de intento de violación, cuando se ejerce la fuerza física o psicológica para mantener relaciones sexuales con una persona que se ha negado a ellas, independientemente del momento en que lo haya hecho, y de la relación o no, que mantenga o haya mantenido con el agresor. Hacemos esta aclaración para desmontar el imaginario colectivo sobre este asunto, según el cual, sólo se considera violación si hay penetración. Abundando en dicho imaginario, la mayor parte de las agresiones de este tipo no son perpetradas por desconocidos que asaltan a sus víctimas de madrugada y al azar; sino que suelen ser del entorno más cercano a la víctima, familiares, amigos, conocidos o la propia pareja.
En cualquier caso, las violaciones están enmarcadas dentro de la violencia estructural que a diario sufrimos las mujeres, a veces de forma explícita y otras de forma sutil, de límites desdibujados. A la hora de denunciar, las víctimas vuelven a toparse con el heteropatriarcado, esta vez representado por la propia policía que cuestiona el testimonio de las agredidas y actuando de forma paternalista en el mejor de los casos. Son frecuentes las preguntas de ¿qué hacías a esas horas en la calle? ¿Has bebido?, como reflejo de la cultura machista que inculpa a las mujeres y exculpa o justifica a los agresores. También se duda de nuestra denuncia si el agresor había comenzado una relación sexual consentida pero en el transcurso de la misma la mujer decide parar o no ceder ante ciertas prácticas y aún así éste pasa por alto el No. Esta presión crea confusión en la propia víctima que siente que se le ha agredido pero no sabe explicar muy bien cómo ha llegado a esa situación provocándole un injusto sentimiento de culpa y de indefensión ante las autoridades.
En 2013 se denunciaron en España 1298 violaciones y 6797 “otros delitos contra la
libertad/indemnidad sexual” (datos del Anuario estadístico del Ministerio del Interior). Son más de 22 cada día; casi un delito contra la libertad sexual denunciado a la hora (además de 828 delitos de pornografía infantil y corrupción de menores de edad o personas con discapacidad). En la mayoría de los casos ni siquiera llegan a denunciarse, y cuando es así, la percepción mediática y social, lejos de afrontar este problema con seriedad, nos instan a las mujeres a vivir con miedo, a no ir a donde nos apetezca, ni vivir solas para evitar las violaciones. Un claro ejemplo de éste hecho es el trato mediático que se dio a los hechos sucedidos en la pasada feria de Málaga. Así, además del daño que supone la violencia sexual sobre la salud física y psicológica de las agredidas, la amenaza permanente de violación funciona como una forma de coacción sobre todas las mujeres, al establecer los límites de lo que podemos o no hacer, minando nuestra autonomía. La noche, las zonas de ocio nocturno y el derecho a relacionarnos con libertad sin que esto implique intención sexual alguna, se nos presenta como un espacio hostil en el que el mero hecho de habitarlo ya nos coloca en el punto de mira.
Por todo esto, ¿podemos divertirnos en los espacios públicos sin miedo a ser atacadas, sin miedo a ser juzgadas? ¿tenemos derechos? ¿podemos denunciar sin ser cuestionadas?
Por eso denunciamos que:
• Los cuerpos de seguridad del estado, que se supone, son los que están preparados para actuar en estas situaciones, muestran un trato hacia las agresiones sexuales que es paternalista y culpabilizador hacia la mujer agredida. En muchas ocasiones la formación del personal resulta insuficiente, y a pesar de la existencia de unidades de atención especializadas en los cuerpos de seguridad del estado en este tipo de delitos (SAF, EMUME), se ignora el protocolo a seguir y no se hace uso de ellos (ni se recaba el apoyo de servicios especializados como el SAVA o AMUVI).
• No se le da la misma credibilidad a una mujer que denuncia una agresión sexual que a alguien que denuncia cualquier otro delito, tendiéndose a poner en duda sistemáticamente a la víctima; e incluso socialmente se llega a hacer uso del mito de las denuncias falsas, cuando tan sólo un 0,005% lo son, según la Fiscalía General del Estado, argumento que no es empleado ante otro tipo de delitos.
• El sistema judicial no deja de estar influenciado por el heteropatriarcado y el procedimiento penal puede llegar a operar de forma discriminatoria y negativa sobre la propia mujer: múltiples declaraciones ante personas distintas, cuestionamiento de los hechos, culpabilización, dilatación del procedimiento… Todo ello agrava la situación psicológica de la mujer y contribuye a que muchas denuncias sean retiradas o no lleguen a interponerse.
• No es un problema puntual sino un síntoma del sistema en el que vivimos, que trata y espera de las mujeres que vivan con miedo, como muestran las recomendaciones dadas por el Ministerio de Interior para que las mujeres eviten ser violadas.
Desde la Asamblea Feminista Unitaria exigimos:
• Que la calle y la noche sean también de las mujeres.
• No tener que vivir con miedo y recibir un trato igualitario independientemente de nuestra condición social y política.
• Nuestros derechos no pueden estar subyugados a los juicios de valor a los que constantemente estamos sometidas: en el trabajo, en la calle, en los espacios de ocio, en la noche.
• Un tratamiento adecuado tanto social como institucionalmente de este tipo de agresiones, que anime a las mujeres a denunciar la violencia sexual que sufren, dejando así de ser una realidad invisibilizada y obligando a los poderes públicos a responder ante estas situaciones, evitando el desamparo del que son objeto tras interponer la denuncia.
CONTRA LAS AGRESIONES MACHISTAS, RESPUESTA FEMINISTA.
SI NOS TOCAN A UNA, NOS TOCAN A TODAS.
ASAMBLEA FEMINISTA UNITARIA.
ASAMBLEA DE MUJERES DE GRANADA.
ASAMBLEA INTERPROFESIONAL.
CCOO
CGT
CNT-AIT GRANADA
CSE
CUT
EN LUCHA
IU
IZAR
JALEO!!!
MARCHAS DE LA DIGNIDAD
PCA
SAT
SCUM GIRLS
UGT
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